Ensalada de naciones

Calaceite es un pueblo ubicado en la comarca del Matarraña, llamada por algunos "la Toscana turolense", al que llegamos tras haber recorrido parte de la Ruta del Tambor y el Bombo. Toda esta zona, un tanto más agreste que la región italiana, forma a su vez parte de la denominada Franja de Ponent, la cual ocupa la mayor parte de la frontera entre Aragón y Cataluña. En ella se habla castellano y catalán, llamado LAPAO (Lengua aragonesa propia del área oriental) según la ya derogada Ley de Lenguas de Aragón y es reclamada por algunos sectores como parte integral de los Països Catalans.

Tras esta parada enganchamos con el Ebro y continuamos paralelo a su curso hasta llegar a su Delta, el cual posee un espectacular y singular paisaje. Hicimos noche en un pueblo cerca de Reus llamado Alcover, poco habituado al turismo. El hotel nos recibió con las habitaciones sin hacer a las nueve de la noche y con algunas toallas ligeramente roídas. Solucionamos estos pequeños inconvenientes y nos aventuramos a buscar un sitio para cenar. Unos muchachos musulmanes nos recomendaron hacerlo en la Peña Kebab Barcelonista, la cual se encontraba ubicada en pleno centro del pueblo junto a un Casal independentista. Miramos a ver si había alguna opción más y finalmente encontramos un sitio de amplios ventanales donde cenamos unos potentes bocatas de butifarra envueltos en aromas a tabaco negro de un grupo de amigos rumanos y perfumes variados de las componentes de una despedida de soltera que ocupaban las mesas contiguas.

Al día siguiente paramos en Montblanc, un pueblo del interior de Tarragona con un extenso casco histórico, el cual nos recibió con una bandera estelada del tamaño de un campo de tenis. Tras visitarlo, continuamos nuestro camino pasando por la Cataluña profunda hasta que paramos en una gasolinera del Pirineo. Ésta se encontraba en un punto donde se unen Aragón, Cataluña y el Valle de Arán, comarca con una identidad y lengua propios: el occitano. Ante nuestro comentario sobre las altas temperaturas existentes, la gasolinera que nos atendió nos contestó que "en este país" era infrecuente el calor que estábamos experimentando. Decidimos no indagar sobre a qué país se refería exactamente.

Una vez pasado el Valle de Arán continuamos hacia Francia por parte de la Cataluña Nord: la región del sur de Francia que muchos también reclaman para los Països. 

La sensación de los pueblos de Francia es que son todos muy bonitos, pero en comparación a la extrema variedad hispánica, éstos dan la sensación de ser bastante similares entre ellos. 

Hicimos parada en Lourdes y recorrimos desde el coche esta localidad, verdadera meca de peregrinación y turismo cristiano, en la cual proliferan centenares de tiendas de venta de todo tipo de souvenirs: rosarios kilométricos, camisetas de Jesús o Vírgenes María fluorescentes.

En dirección a San Sebastián pasamos por las provincias vascas francesas de Zuberoa, la Baja Navarra y Lapurdi, reclamadas como parte de Euskal Herria. Las versiones más extremas de los mapas de este territorio no solo se limitan a estas provincias francesas, las tres españolas y a Navarra, sino que bajo el nombre de Vasconia se abarca un vasto territorio que va desde Burdeos al norte, la provincia íntegra de Huesca al Este, la Rioja y parte de Burgos al sur y parte de Cantabria al Oeste. De esta manera, Vasconia y los Països hacen frontera tanto al norte como al sur de los Pirineos.

En Euskadi pudimos deleitarnos con los célebres pintxos donostiarras y recorrimos la costa y el interior de Guipúzcoa. En Guetaria, cuna de Juan Sebastián Elcano, entablamos conversación con unos amables locales, a los cuales informamos de las últimos hallazgos del Institut Nova Història de Cataluña, el cual afirma que, entre decenas de otros personajes ilustres, el legendario marino vasco nació en realidad en Cataluña y su nombre fue Joan Caçinera del Canós. Su respuesta fue regular.

De ahí pasamos a la comarca del Goierri, bastión del euskera y vivero de votos abertzales y finalizamos nuestro viaje en la Rioja, donde llegamos hasta los monasterios de Yuso y Suso, cuna de la lengua castellana, culminando de este multinacional viaje de una manera sorprendentemente monolingüe.

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