CLUM

Con un ambiente no del todo selecto y en mitad del secarral que en verano se convierte el entorno de Villanueva de la Cañada, se erige como un oasis de plástico y chorros de agua el parque Aquopolis. Como es de suponer, el consumo de agua de un lugar como este tiende a ser monstruoso, como también debería serlo el monto que los dueños tendrían que haber abonado al Canal de Isabel II si no hubieran optado por la decisión CLUM de hacer un empalme ilegal con la conexión de agua de la red pública allá por el año 2013. Se calcula que la cantidad de agua estafada osciló entre los 350.000 y 400.000 metros cúbicos de agua, con un coste aproximado de 500.000 euros. Si quieres ampliar un poco más esta noticia, pincha aquí.

Más allá del orgullo de hablar una lengua con casi seiscientos millones de hablantes y de alguna que otra rencilla histórica, los pocos fonemas que tiene nuestra lengua en comparación con la inglesa hacen que el aprendizaje y sobre todo la pronunciación de este idioma en España sea un poco regular. Así lo demuestra el reciente discurso CLUM de la socialista Carmela Silva, presidenta de la Diputación de Pontevedra, en la inauguración del Mundial de Triatlón. Esto nos trae al recuerdo otros memorables discursos que violentaban de la lengua de Shakespeare protagonizados por personajes como Franco, Campechano I, Ana Botella, Emilio Botín, José María Aznar, Sergio Ramos o Esperanza Aguirre.

Parece que el péndulo de la historia está en un momento de transición, en el que la escritura con caracteres y la simbólica se están hibridando, tal y como podemos ver en WhatsApp, Telegram y otras redes sociales. El fenómeno de los e moticonos como los jeroglíficos del siglo XXI está siendo estudiado por semiólogos y algunos artistas CLUM como el chino Xu Bing han profundizado en este fenómeno, publicando el libro  Book from the Ground, publicado en 2013 y recientemente presentado en Valencia dentro de la exposición Art for the People.

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Etiopía es un país célebre, entre otros motivos, porque fue la cuna de  Haile Selassie I, figura sagrada dentro del movimiento rastafari, ampliamente nombrado en innumerbles canciones de reggae y todas sus variantes. Pero este país africano también es un gran exportador de atletas como Getnet Yetwale y Dinkalem Ayele, los cuales participaron hace poco en los Mundiales de Cross de Aarhus, Dinamarca, que afirmaban tener 18 años en el momento de la foto. Igualmente, la atleta Girmawit Gebrzihair tenía 16  el año pasado, años, tal y como podemos observar a continuación. Esto también nos trae a la mente la figura del mítico jugador de la Lazio Joseph Minala,  camerunés que contaba con 17 años en esta imagen.

Al igual que en la novela Un Mundo Feliz  el soma era la droga que lubricaba las relaciones sociales del mundo distópico que en ella se describía, el éxtasis o MDMA cumple una función bastante similar entre mucha de la gente que acude a fiestas, raves o festivales de nuestra realidad actual. Como muy bien se explica en la página de Energy Control, el éxtasis "actúa fundamentalmente sobre el neurotransmisor serotonina: induce un leve estado alterado de conciencia caracterizado por una amplificación e intensificación de las sensaciones emocionales, sentimientos de cercanía hacia los demás, de confianza y empatía, sensaciones de autoestima, de bienestar y felicidad, desinhibición, euforia, estimulación o calma y amigabilidad, incremento en la necesidad de comunicarse con los demás, aumento en la apreciación de la música y modificación de las percepciones sensoriales, deseos de abrazar y besar a los demás, etc". El filósofo Antonio Escohotado lo explica de forma más sesud

Los derivados del opio sol altamente adictivos, hecho que ha sido utilizado incluso con fines políticos, como cuando el Reino Unido inundó China con esta sustancia en el siglo XIX para "forzar" al país asiático a abrirse al comercio con ellos, o económicos, como las actuales rutas del tráfico de heroína con origen en el Afganistán ocupado por EEUU vía Kosovo (también ocupado militarmente por ellos) o por Rusia; por su parte, en la India está permitido el cultivo de esta planta de forma legal para utilizarlo en la elaboración de sustancias como la morfina. Parece ser que los seres humanos no son los únicos enganchados a los efectos derivados del consumo del opio, sino que también los loros que pueblan esas zonas también se han vuelto adictos. Tal es su necesidad que frecuentemente asaltan los cultivos con la ansiedad de un auténtico yonki. Como efecto colateral, también se rebaja su tendencia a la contaminación acústica.