Un par de carteles extremos
Que España es un país visceral no es ninguna novedad. Esto queda de manifiesto -por ejemplo- en los carteles que van dando vidilla a las calles de nuestras ciudades. El CLUM selecciona dos de los mejores ejemplos en los que la falta de filtros y de sentido común es total.
A jierro.
A jierro.
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