Su poder de seducción traspasa incluso al género humano, tal y como queda patente en Jelani, un primate CLUM al que le flipan los selfies o ver fotos y vídeos, especialmente los que tienen como protagonistas a los bebés de su especie.
Como buen millennial, su capacidad para mantener la atención es reducida, por lo que si algo de lo que ve le produce aburrimiento o deja de interesarle, hace gestos para que venga -al momento- lo siguiente.
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