Canteos CLUM (101): El Cantón de Cartagena

Tal y como lo estamos viviendo estos días, la Historia de España está salpicada por una buena cantidad de sucesos que mezclan lo dramático con lo cómico, siempre al borde del abismo.

Uno de los más CLUM fue la creación del conocido como Cantón de Cartagena o Cantón Murciano, una insurrección armada acaecida en 1873-1874 en el marco de la Primera República.

Para poner este hecho en situación, tenemos que volver la vista atrás al inefable siglo XIX español, donde las disputas internas, la inestabilidad y las frecuentes guerras eran el pan de cada día.

Tras la revolución de 1868 y la salida de España de Isabel II, se instauró un gobierno provisional que convocó Cortes Constituyentes, las cuales proclamaron una nueva Constitución, la de 1869, en forma de Monarquía Parlamentaria. Descartados los Borbones, se encontró la figura de Amadeo de Saboya, que asumió el trono español en 1871 para chindar tan solo dos años después al comprobar que el país era un verdadero sindiós.

Esto dio pie a la Primera República Española, otro período caracterizado por una inestabilidad extrema, en la que los gobiernos y formas de estado se iban sucediendo, a lo cual había que sumar, entre otros muchos problemas, el desarrollo en paralelo de la Tercera Guerra Carlista, la Guerra de los Diez Años de Cuba y la Rebelión Cantonal, que es la que nos atañe en este post.

El propósito de la rebelión era el de establecer una república federal "desde abajo" y, con este principio, surgieron los llamados Cantones en varias ciudades y municipios españoles. El más famoso de todos es el de Cartagena, el cual en un principio abarcaba lo que hoy es más o menos la provincia murciana, pero cuya extensión fue reducida hasta corresponder exclusivamente al de la ciudad mediterránea, la cual contaba con unas excepcionales defensas tanto terrestres como marítimas. Además era sede de uno de los más importantes cuarteles de la Armada Española, por lo que el Cantón contó desde el comienzo con una nada desdeñable fuerza militar.

El color de la bandera de este micro Estado CLUM era el rojo revolucionario y su arriado en el Castillo de San Julián fue el momento simbólico de su andadura. Sin embargo, no se contaba en ese momento con una bandera íntegramente roja, por lo que se optó por izar la de Turquía y tenirla de rojo -según cuenta la leyenda- con la sangre del brazo de uno de los sublevados.

El efímero Estado, que duró desde julio de 1873 hasta enero de 1874, acuñó moneda propia, requisó bienes a la Iglesia, estableció la jornada laboral de ocho horas, abolió la esclavitud y estableció un sistema educativo al margen del central. La pasta, no obstante, iba escaseando, por lo que la Armada del Cantón hizo varias expediciones a ciudades como Torrevieja, Alicante o Almería para "recaudar fondos" y "abastecerse", así como establecer alianzas y "dinamizar" otros cantones sublevados. En paralelo a ésto, la Nación de Jumilla hacía una advertencia a la nación murciana:
“La nación de Jumilla desea estar en paz con todas las naciones extranjeras y, sobre todo, con la nación murciana, su vecina; pero si ésta se atreve a desconocer nuestra autonomía y a traspasar nuestras fronteras, Jumilla se defenderá, como los héroes del 2 de Mayo (de 1808), y triunfará en la demanda (…) y a no dejar en Murcia piedra sobre piedra”.
Cartagena estuvo asediada casi seis meses y las bajas y destrozos en la ciudad fueron más que considerables. Ante esta situación, uno de los líderes del movimiento cantonal decidió escribir a los Estados Unidos y solicitar su incorporación a la Unión. Esta petición no llegó a consumarse y a principios de 1874 el ejército centralista tomaba la ciudad y finalizaba esta desfasadísima aventura CLUM.


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