Anécdotas CLUM (32): Quevedo en la Calle del Codo

Francisco de Quevedo es uno de los máximos representantes del Siglo de Oro de la Cultura española, el cual coincidió con la Sublevación de Cataluña en 1640, un hecho que guarda ciertas similitudes con el que estamos viviendo actualmente.

En este conflicto, englobado en la Guerra de los Treinta Años, la Generalitat de Cataluña se pasó al bando enemigo de la Corona Española, nombrando Conde de Barcelona al rey Francés Luis XIII para volver unos diez años después a integrarse en la Monarquía Hispánica. A Quevedo no le gustó mucho lo sucedido y lanzó unas cuantas proclamas poco amistosas hacia los catalanes. 

El caso es que a este escritor CLUM, además de cultivar un ácido carácter, escribir obras maestras y medrar en la Capital, le gustaba cogerse unas buenas borracheras casi todas las noches y, al parecer, siempre que volvía a su casa lo hacía por la famosa Calle del Codo, la más estrecha de Madrid. En ella tenía la costumbre de miccionar regularmente en la misma tapia. El dueño de ésta, un tanto harto de sufrir esta acción, decidió colocar una cruz en ella junto con una inscripción que rezaba: "No se mea donde hay una cruz"; Quevedo, lejos de recular, continúo orinando en ella y a su vez colocó una inscripción que difería levemente de la anterior: "No se coloca una cruz donde se mea".

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