Verano CLUM

Escenas CLUM se suceden a lo largo de toda nuestra costa, con gente llegando a la carrera a las seis de la mañana en playas como las de Torrevieja y Oropesa del Mar o incluso algunos que pasan la noche en el parking para coger sitio en la Cala de la Granadella de Jávea.

Como alternativa (o complemento) a estos intensos planes, el CLUM te propone visitar la exposición de Pérez Siquier en la Fundación Mapfre de Madrid, fotógrafo español que hace décadas plasmó la transformación que muchos pueblos de la costa almeriense experimentaron a través del turismo de masas, y también leer a Félix de Azúa y su soberbio artículo Las notas de un espectador: mejoramiento, del que extraemos una de sus partes:

Hay que ver cómo ennoblece el turismo las cosas más plebeyas. Este fenómeno de masas que ha ido creciendo como un cáncer y que ha llegado a la metástasis está a punto de convertirse en una de las bellas artes. Todo empezó hace ya medio siglo cuando el ocio y el alcohol torturaban a los trabajadores que estaban empezando a dejar de ser trabajadores para convertirse en empleados. Las vacaciones pagadas, aquel invento inglés que transformó el mundo laboral del siglo XIX, necesitaban una vuelta de tuerca. El asunto era muy sencillo: ¿qué hay que hacer para que mientras los empleados se dedican al ocio nosotros, los empresarios (que aún no se llamaban «emprendedores»), sigamos ganando dinero? Porque lo inadmisible era que los trabajadores no trabajasen y los capitalistas no ganaran dinero. Ese era un mundo incomprensible incluso para mentes barbadas en el catecismo marxista.

La solución fue un invento genial: vamos a hacer que los empleados sean cada vez más dichosos durante sus vacaciones y de ese modo les podemos chupar los ahorros del año incrementando, cada vez de un modo más imperioso, su felicidad. Así empezó una industria, la ingeniería de la felicidad, que ha ido venciendo a todas las demás y que en este momento domina por completo el mundo occidental. Y lo que es aún más grave, ya ha abierto oficinas en el mundo oriental. ahorros del año incrementando, cada vez de un modo más imperioso, su felicidad. Así empezó una industria, la ingeniería de la felicidad, que ha ido venciendo a todas las demás y que en este momento domina por completo el mundo occidental. Y lo que es aún más grave, ya ha abierto oficinas en el mundo oriental.

Con estos acercamientos, el CLUM se despide esta temporada, esperando que -tal y como están las cosas en general- el mundo consiga llegar a septiembre.

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